No pienso sonreír hasta que tu no lo hagas.

viernes, 30 de diciembre de 2011

Dame un beso, o dos. O mejor no me des ninguno. Dame un ábrazo que así de paso me calientas, que tengo frío. Bueno no, ni te acerques. No quiero ni olerte. ¿Para qué? ¿Para oler esa colonia que te pones porque sabes que me encanta y me dan ganas de comerte? Para eso no. No te acerques. Ni me toques. Bueno va, dame una pequeña caricia... pero pequeña. No te emociones. No quiero que se me erice la piel por sentir tu tacto. Regálame una rosa, pero que sea la que está más muerta. Lo que importa es el detalle, ¿no? Así que poco importa el color de la rosa, si le queda vida o no... Quiéreme, pero no me ames, que después viene cuando mis sueños se estrellan. Cuando me prometes bajarme la luna, el sol y las estrellas. Y lo más que consigues bajar, es de tu noveno piso a la calle. Y en ascensor, para no cansarte. No me inventes historias de amor. Cuéntamelas de miedo que son mejores, y a estas alturas prefiero creer en monstruos que en ti.
Todo el mundo se ha planteado alguna vez que es lo mejor que tiene en la vida y se responden con preguntas, más preguntas y no encuentran una única cosa por la que deseen estar aqui. Nunca he entendido a las personas que se suicidan, y supongo que será porque no han logrado responder a esta pregunta o porque se han cansado de intentar encontrarla.Otras, en cambio, se pasan la visa buscandola sin exito y deciden olvidar esa cuestion y lanzarse a por otra que les parezca"mas facil". Ahora es cuando os estareis preguntando, ¿y cual es tu razon? Pues mi razon, la razon de mi vida es él. Porque aunque me llegue a odiar, aunque ni me mirase, aunque estuviera lejos, aunque no le volviera a ver porque se fuera pasa siempre, aunque no volviese a pasar aquello, aunque....aunque se acabe este estupido mundo, siempre le querré.